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Pasos para hacer frente a las preocupaciones.
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“Carlos Angustias” se preocupaba continuamente por todo; él era muy eficaz descubriendo problemas y peros, hasta en las situaciones más favorecedoras, para las cuales casi nunca encontraba soluciones.
A “Carlos Angustias” le preocupaba que lo despidieran, lo atracaran, que el dinero no fuera suficiente para cubrir los gastos, que la gente pensara que iba a fracasar, e incluso sufrir una enfermedad que le invalidara. En un momento esto empezó a dañarle de tal manera que no dormía, comía poco; lo que fue deteriorando su desempeño laboral y su relación de pareja.
Iniciamos su trabajo terapéutico con ejercicios que le permitieron dejar muchas de sus preocupaciones, sin embargo, aún permanecían un par de ellas; por eso le sugerí lo siguiente para enfrentar las más complejas.
Dedicar un lugar y una hora al día regularmente para preocuparse; dejar que su mente se preocupe libremente. Al surgir preocupaciones en un sitio y hora distintas, postergarlas hasta “la hora de la preocupación”, y dedicarse a lo que hacía justo antes de preocuparse, o buscar una actividad relajante (escuchar música, actividad física; etc).

En “la hora de la preocupación” debía:
Si no es importante, detente y distráete con alguna actividad agradable.
A “Carlos Angustias” le preocupaba que lo despidieran, lo atracaran, que el dinero no fuera suficiente para cubrir los gastos, que la gente pensara que iba a fracasar, e incluso sufrir una enfermedad que le invalidara. En un momento esto empezó a dañarle de tal manera que no dormía, comía poco; lo que fue deteriorando su desempeño laboral y su relación de pareja.
Iniciamos su trabajo terapéutico con ejercicios que le permitieron dejar muchas de sus preocupaciones, sin embargo, aún permanecían un par de ellas; por eso le sugerí lo siguiente para enfrentar las más complejas.
Dedicar un lugar y una hora al día regularmente para preocuparse; dejar que su mente se preocupe libremente. Al surgir preocupaciones en un sitio y hora distintas, postergarlas hasta “la hora de la preocupación”, y dedicarse a lo que hacía justo antes de preocuparse, o buscar una actividad relajante (escuchar música, actividad física; etc).

En “la hora de la preocupación” debía:
- Describir en un papel (con detalle) las preocupaciones persistentes.
- Al lado de cada preocupación, describió TODO lo que consideraba podía hacer para enfrentarla.
- De existir algo que hacer, HACERLO INMEDIATAMENTE.
- Si no puede hacer algo inmediatamente, plantearse: cuándo, cómo y dónde afrontaría la preocupación o el problema.
- Al culminar las estrategias descritas anteriormente debía repetirse en voz alta y convencido: “hice todo lo que está a mi alcance”; finalmente, debía continuar con alguna actividad física, juegos mentales o alguna actividad agradable, para luego proseguir con la rutina.
Si no es importante, detente y distráete con alguna actividad agradable.
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