Primary tabs
Los años que pasan… pesan
Likes: 2

Es común para nosotras mirarnos y admirarnos frente al espejo, pero ¿qué vemos? Vemos nuestra cara día tras día, nuestro cuerpo, buscamos detalles en nuestro rostro que nos hace reconocernos. La forma de los ojos, del rostro, de la nariz, esos detalles que nos diferencian de las demás y que nos hacen ser únicas, lo cual sucede aún con gemelas “idénticas”, porque siempre habrá alguna característica… un lunar, un detalle, que diferencie a una de la otra. Claro hablamos de nuestra parte física, aquí no quiero tocar lo relativo a sentimientos y emociones.
Día a día notamos que nuestra piel, nuestros rasgos van cambiando. Nuestra piel lozana va requiriendo de ayuda externa como cremas ya sean para nutrirla o para rejuvenecerla. Es allí cuando se hace notorio el paso de los años. Ese paso es indetenible, aún cuando la tecnología cosmética hace esfuerzos para detenerlo. Vamos viendo los cambios en nuestro rostro aparecen los “signos de la edad” e igualmente nuestros cuerpo va haciéndose más pesado, más lento nuestros caminar.
Día a día notamos que nuestra piel, nuestros rasgos van cambiando. Nuestra piel lozana va requiriendo de ayuda externa como cremas ya sean para nutrirla o para rejuvenecerla. Es allí cuando se hace notorio el paso de los años. Ese paso es indetenible, aún cuando la tecnología cosmética hace esfuerzos para detenerlo. Vamos viendo los cambios en nuestro rostro aparecen los “signos de la edad” e igualmente nuestros cuerpo va haciéndose más pesado, más lento nuestros caminar.

Enfrentarme con el espejo, fue un reto que tuve que asumir a eso de los 45 años. Antes de esa edad era absolutamente feliz con lo que veía. Aún cuando eventualmente aumentaba de peso, eso no me acomplejaba, pues me sentía linda, juvenil, llena de energía; estaba conforme con mis dotes físicos, mi cara y mi cabello, bueno con este último he luchado toda la vida ¡su frizz es insufrible!
Pero llegada la hora de aproximadamente esa edad, empecé a notar los grandes cambios que me estaban ocurriendo. Me daba cuenta que aunque quisiera y me matara de hambre mi cuerpo se resistía a bajar un solo kilito. Que requería mucha más crema para la piel de la que había usado en mi vida, entendí que era bueno aplicarme la crema que renuentemente había rechazado usar como recomiendan a partir de los 30, la crema hidratante y rejuvenecedora para la piel de la cara. Hasta mi cabello estaba peor, ahora por añadidura se me caía mas de los normal, empecé a comprar tónico capilar… no lo podía creer ¿qué estaba pasando conmigo?
Caí en cuenta: era el peso de los años. Estaba empezando inexorablemente a envejecer. Para ser realista ya había empezado a envejecer años atrás lógicamente, pero lo pronunciado de los signos se hicieron notorios a partir de allí.
En mis años “juveniles”, entre los 18 y 35 años, fui una persona muy activa, me gustaba ejercitarme, hacia aerobic, jazz, baile y cualquier tipo de ejercicio que me mantuviera en forma, pero pasados los 45 mi cuerpo no se motivaba a realizar más ejercicios que no fuese caminar y eventualmente bailar. Ante lo cual gane mucho peso. La ropa no me quedaba, empecé a comprar talla extra grande ¿Qué le había pasado a mi menudo cuerpo?
Mi vida dio un vuelco, cuando por primera vez vi con horror la falta de firmeza de mi rostro, qué le había pasado a mi expresión suave, ahora era adusta. Y esa papada, esos párpados caídos, no eran míos, no estaban allí antes. Y esos dolores de los huesos y los síntomas de la menopausia. Y ni qué decir de ciertas enfermedades que no sabía que podía sufrir. Otra tal vez ¡pero yo no!

Es así que me tocó enfrentar con madurez lo que ya había visto en mi mamá y mi tía años antes, el paso de los años. Para mí era normal que ellas fuesen envejeciendo. Lo asumía como “algo normal en la vida”. Nunca las oí quejarse, ni lamentarse de eso, solo las vi cambiar su estilo de vestirse y comprar las cremas y tintes para cubrir las canas. Pero nunca quejarse. Ahora me tocaba a mí asumir con la misma madurez y entereza el peso de los años.
¿Ahora me pregunto si asumir los signos del envejecimiento es un secreto a voces? Se sufren en silencio, se calla el choque que representan esos cambios que te esta mostrando tu reflejo frente al espejo. Nadie pareciera querer escuchar sobre tu trauma de envejecimiento. No lo quieren escuchar los jóvenes porque ni se imaginan que ellos pudiesen llegar allí y no te escuchan tus contemporáneos porque están metidos en sus propios traumas. Con mis amigas hablamos de todo menos de eso.
Lo cierto es que una vez aceptado el hecho de que los años que pasan, pesan, lo cual no lo hice de un día para otro, requirió de meses de aceptación de que se había ido de mis manos, mí a lo mejor no tan apreciada juventud, porque lamentablemente uno no “sabe lo que tiene hasta que lo pierde”; logré ser feliz con mi nueva forma de vida, ahora asumo los retos que implica mi cuerpo lento, a veces cansado, y mis arrugas y canas, lo más importante es saber que desde adentro me veo como esa joven que fui 30 años atrás lo que me motiva a mantenerme al día, activa y útil .
¿Ahora me pregunto si asumir los signos del envejecimiento es un secreto a voces? Se sufren en silencio, se calla el choque que representan esos cambios que te esta mostrando tu reflejo frente al espejo. Nadie pareciera querer escuchar sobre tu trauma de envejecimiento. No lo quieren escuchar los jóvenes porque ni se imaginan que ellos pudiesen llegar allí y no te escuchan tus contemporáneos porque están metidos en sus propios traumas. Con mis amigas hablamos de todo menos de eso.
Lo cierto es que una vez aceptado el hecho de que los años que pasan, pesan, lo cual no lo hice de un día para otro, requirió de meses de aceptación de que se había ido de mis manos, mí a lo mejor no tan apreciada juventud, porque lamentablemente uno no “sabe lo que tiene hasta que lo pierde”; logré ser feliz con mi nueva forma de vida, ahora asumo los retos que implica mi cuerpo lento, a veces cansado, y mis arrugas y canas, lo más importante es saber que desde adentro me veo como esa joven que fui 30 años atrás lo que me motiva a mantenerme al día, activa y útil .

No dejes que el paso y el peso de los años limiten tu actuar ¡Yo descubrí que aún tengo mucho que dar! ¡Y no me detengo!
You must join this group to see the full content or post comments.